La lipodistrofia facial o lipoatrofia facial es una enfermedad que afecta al tejido graso de la cara provocando su disminución y confiriéndole al rostro un aspecto demacrado. En los últimos años, ha aparecido una nueva forma de lipodistrofia facial adquirida relacionada con los tratamientos antirretrovirales utilizados en pacientes seropositivos. En estos pacientes, se observa una pérdida de la grasa de la “bola de Bichat”, de la zona peribucal (alrededor de la boca), la preauricular (las sienes) y la periocular (alrededor de los ojos). Todo ello acaba provocando un adelgazamiento excesivo de la cara y estéticamente dando al rostro un aspecto enfermizo. Para conseguir la restauración de estos volúmenes faciales perdidos, existen diferentes técnicas que van dirigidas a estimular el propio colágeno y que actúan aumentando el volumen de los tejidos de forma gradual, progresiva y previsible, devolviendo al rostro un aspecto saludable y natural. Según el área de la superficie de la cara a tratar, la cantidad de producto a utilizar y el número de sesiones necesarias variará, siendo lo habitual un total de 3 a 4 sesiones separadas unos 30 días entre sí, con un mantenimiento cada 6 – 12 meses.